La Bandita de los créditos

Anoche domingo ya estaba de vuelta en Litueche junto a mi familia. Fue una visita corta a Santiago, ciudad de caos y locura.

Participar de un evento en el Barrio Concha y Toro siempre es una experiencia gratificante. Esa joya escondida, siempre vibra con energía tan vivaz que en cada visita se respira con mayor profundidad. Sus habitantes, de una pureza romántica, han sabido sembrar su cariño en este jardín patrimonial de cemento. Ya parece florecer, bordado con ese loto que es la sagrada pileta central.

La primera experiencia de música que viví en ese lugar, la recuerdo como el primer concierto emocionalmente más aólido de Cadenasso. Una preentación muy íntima y emotiva de "El Movimiento" en vivo, que me tocó disfrutar, calculo, hace como 5 años.

Un tiempo después pude llevar mi música para el tiempo de Jaguar. Para mi fue bien significativo, en sus pequeñas claves. La aceptación de la gente que me escuchaba por primera vez y algunas frases de reconocimiento del mismo Felipe Cadenasso que se acercó a escuchar.

La experiencia de este finde tuvo su cuota de amargo por la falta de público. Aún cuando la Feria del Libro Nuevo y Usado fue todo un éxito, la hora programada para tocar pareció tardía y nos transformamos en la bandita de los créditos.

Nos tocó amenizar el desarmado de puestos y el cierre de la actividad. No faltó el apoyo y buena onda de la gente que se quedó a disfrutarnos y especialmente a quienes nos escuchaban por primera vez de quienes sentimos un aplauso sincero.

Aún cuando cerramos el día, pudimos vibrar fuertemente con la energía del espacio y resonar entre tanto ser físico y no físico que ha deambulado por el barrio y especialmente por esa bella plaza.

Volveremos, por seguro para encontrarnos.